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AARÓN CABALLERO BENÍTEZ

Durante años me dediqué a otra actividad laboral que no tiene nada que ver con la quesera. Me dedicaba al servicio técnico, pero en mi entorno familiar siempre ha existido la vinculación con animales y yo mismo hacía queso en mi casa. Era un tema que me atraía y me gustaba mucho, desde siempre.

Cuando decidí dedicarme a la industria del queso pensé que lo mejor era capacitarme y me fui a Cantabria para formarme. Allí hice cursos de iniciación a la quesería donde aprendí un conjunto de materias técnicas muy importantes para el desarrollo de esta industria. Con Luis, actual maestro quesero, aprendo día a día el oficio, porque la mano del maestro quesero es fundamental.

Como bien se dice, la experiencia es un grado.  Yo no le podría enseñar a Luis a cuajar un tanque de leche y él, en cambio, puede seguir ayudándome a mí a identificar diversos aspectos del proceso de producción, a prever y solucionar imprevistos. Mis conocimientos son más técnicos, lo demás se aprende trabajando.

Nuestra materia prima es excelente, las leches con las que trabajamos, sean de cabra, oveja o vaca, son de primera calidad. Por eso, nuestros quesos son diferentes.

En todo este tiempo he podido aprender a diferenciar aspectos muy sutiles y esto es algo que solo se logra con la práctica y el estar día a día trabajando con la materia prima. Así, llega un momento en el que puedes saber quién ha hecho un determinado queso.