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ANTONIA GUERRA GUERRA

Hace cuarenta y cuatro años que trabajo en La Isleña. Tenía solo catorce años cuando entré. Mi madre le preguntó al encargado de aquella época, que era vecino nuestro, si había algún trabajo para mí, y él le dijo que sí.

Empecé en la zona de empaquetado. Todo se hacía a mano y solo por mujeres. Los hombres estaban en la producción. Recuerdo que había cinco mesas con cinco mujeres en cada una de las mesas. En total éramos treinta. Los fideos venían en forma de rosca que se partía en tres pedazos y luego había que meterlos en el paquete.

Antiguamente los espaguetis se secaban al aire, en los secaderos. Hoy día  tenemos máquinas y mucha más precisión en los procesos. Yo he vivido las reformas en la fábrica y creo que los cambios que se produjeron nos han traído más comodidad en el trabajo, estamos mejor de esta manera. Ahora empaquetamos todo con las máquinas.

Hace cuarenta y cuatro años que trabajo en La Isleña. Tenía solo catorce años cuando entré. Mi madre le preguntó al encargado de aquella época, que era vecino nuestro, si había algún trabajo para mí, y él le dijo que sí.

Empecé en la zona de empaquetado. Todo se hacía a mano y solo por mujeres. Los hombres estaban en la producción. Recuerdo que había cinco mesas con cinco mujeres en cada una de las mesas. En total éramos treinta. Los fideos venían en forma de rosca que se partía en tres pedazos y luego había que meterlos en el paquete.

Antiguamente los espaguetis se secaban al aire, en los secaderos. Hoy día  tenemos máquinas y mucha más precisión en los procesos. Yo he vivido las reformas en la fábrica y creo que los cambios que se produjeron nos han traído más comodidad en el trabajo, estamos mejor de esta manera. Ahora empaquetamos todo con las máquinas.