FÉLIX GONZÁLEZ
Esta es una empresa de capital totalmente canario y es la única que en las islas se dedica en exclusividad al envase de plástico inyectado y moldeo de EPS. Los productos que fabricamos están destinados a los sectores de la alimentación y de la construcción.
CP5 comienza siendo una empresa de ingeniería localizada en Santa Cruz . Fue en 1996 cuando se involucra en el mundo de los plásticos empezando con las láminas de los termoconformados. A partir de ahí fue evolucionando poco a poco al mundo de la inyección y al moldeo del EPS (corcho). Fue una evolución lógica a partir de la detección de una necesidad en el mercado canario.
Nosotros partimos de una materia prima, el plástico, que adquirimos fuera porque no existe ni en las islas ni en Península. A partir de ahí lo que hacemos es transformar esas materias plásticas, ya sea a través de moldeo o de inyección.
Contamos con una maquinaria flexible que puede irse adaptando para que ese plástico se convierta en el tipo de recipiente que el cliente necesita en cada momento. Un vaso, una copa o lo que sea, ya que CP5 tiene una maquinaria moderna con capacidad de dar respuesta a los requerimientos que nos plantea el mercado.
Llevo aquí diez años, desde entonces el número de máquinas con las que trabajamos se ha duplicado. Inicialmente eran máquinas hidráulicas, más ineficaces en lo que a consumo energético se refiere, y con unos ratios de productividad muy inferiores a los actuales.
Hoy en día, hemos ido cambiando hacia máquinas totalmente eléctricas con una indudable mejora de los ratios productivos, pero también con un mayor ahorro energético y un mayor potencial en términos generales.
El plástico que utilizamos es cien por cien reciclable. Los plásticos que se usan en el mundo de la alimentación deben cumplir una serie de requisitos muy estrictos en materia de seguridad alimentaria. Los que van para otros sectores atienden a otros estándares, pero todos los procesos se realizan atendiendo a objetivos de eficiencia energética, incluido el control de emisiones contaminantes, que están debidamente contrastados por las administraciones correspondientes.
Al ser un elemento termoconformable, es una materia prima ‘agradecida’ a la hora de darle la forma que el cliente solicite. El problema es el tamaño del mercado. Si no hay mercado que justifique una inversión en un molde determinado es imposible aceptar solicitudes para un número limitado de piezas porque sería un fracaso económico. Serían proyectos inviables económicamente.
Hemos recibido peticiones como maceteros especiales para recoger resinas o cascos para ciclistas que lamentablemente tuvieron que ser rechazados bajo este criterio económico. Para estos productos de baja cantidad de producción es necesario acudir a fábricas especializadas de península o del resto de Europa, donde existe una demanda más importante. Aquí tenemos las capacidades y la maquinaria pero no hay una demanda que justifique esa inversión.