LOURDES MARRERO SÁNCHEZ
Empecé a trabajar en Bandama en 1975, con catorce años. Me casé a los veintitrés y pasé aquí mis cinco embarazos, durante los cuales la empresa me facilitó mucho las cosas en el sentido de que sihabía alguna tarea que no podía desempeñar por la barriga, cambiaba mi puesto de trabajo por otro que pudiera realizar. Y no solo la empresa tuvo consideración, mis compañeras también, porque aceptaban esos cambios sin ningún problema.
Bandama siempre ha respetado los derechos de sus trabajadoras embarazadas, las bajas y los periodos de lactancia, y hemos podido conciliar la vida laboral y la familiar porque trabajábamos de 7 a 3 de la tarde, un horario estupendo para atender la casa, hacer cursos o, simplemente, tener la tarde libre.
En 2005, después de treinta años, dejé de trabajar porque teniendo ya a mis cinco hijos me pareció que tenía que estar más en casa. Ahora, hará un año que volví. Al regresar encontré la fábrica renovada, con nuevos formatos. Me alegré mucho al ver el progreso de la empresa.
Estoy muy contenta, no solo por volver y encontrarme nuevamente con mis amigas, sino también por haber conseguido trabajo a mis cincuenta y seis años. Además, tengo a mi hija trabajando aquí conmigo y estamos las dos muy contentas.
En mi casa siempre hay galletas Bandama, sobre todo para hacer las tartas que a mis hijos les encantan. A mí me gusta mucho cocinar postres con nuestras galletas y hasta he creado los míos propios. Hay cajas de galletas que por fuera traen recetas, una de ellas es mía. Es la que lleva galletas María con nata y leche condensada, y después se le incorpora la galletita Bandama, que nunca falta en casa… ¡se queda muy buena!