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VENTURA AROCHA FARINA

Mi vida está relacionada con esta fábrica. Entré con veintitrés años y a los once meses ya me quedé fijo, lo que llamábamos “en plantilla”. A los veinticinco me casé porque ya tenía estabilidad. Veía gente desempleada por todos lados y yo seguía trabajando aquí. Tengo sesenta y tres años y hace treinta y nueve que trabajo en Libby´s.

En aquellos años la fábrica era pequeña, todo se hacía manualmente. Los botes eran de cristal, los de litro y los más pequeños, venían en pallets, desde Las Palmas o desde la Península, y había que despaletizar a mano.

La fruta venía de Sudáfrica. La pera, melocotón, albaricoque… en latas de cinco kilos. Cada caja de cartón traía seis latas. Nosotros teníamos  en aquella época unos abrelatas muy rústicos que eran a pedal, giraban y subía la base donde se ponía la lata. El diamante cortaba la tapa que luego había que coger con la mano y tirarla. Después se vertía el contenido en un depósito de acero inoxidable. Para finalizar, apretábamos un botón que lavaba la lata, luego se aplastaba en una máquina y se la llevaba a la basura.

El control de la temperatura también se hacía manualmente, cuando bajaba teníamos que tirar de un contrapeso para que entrara el calor en la máquina, porque el calor pasteurizaba el producto.

Todo era manual, nada automático. En parte era fácil y en parte muy trabajoso porque había que estar pendiente de todo en todo momento. Por ejemplo, había que vigilar la máquina llenadora, si te despistabas se salía todo por fuera.

Actualmente tenemos detectores de vacío. Si un bote está mal cerrado, lo detecta y lo desecha. ¿Sabes cómo lo hacíamos antiguamente? Antes, la tapa del bote de litro era grandota, y la tocábamos con un palo a medida que iban pasando los botes, le dábamos un pequeño golpecito, uno por uno, y según el sonido que tuviera sabíamos si estaba bien o mal tapada.

Cuando llegó la máquina para encajonar hubo que adaptarla a nuestras necesidades antes de empezar a utiizarla. Su primer maquinista fue Mateo, que hoy está de encargado. Esa máquina hizo que se redujera mucho el trabajo que se hacía manualmente.

Antiguamente para hacer el código de barras teníamos un rodillo al que le pintábamos las letras, luego le echábamos el tinte y marcábamos las cajas. Teníamos una máquina para etiquetar pero era más pequeña que las actuales.

La fábrica siempre ha ido evolucionando. Se trajeron nuevas máquinas, el trabajo cada vez se hacía más automático hasta que entró el ordenador. Libby´s ha crecido mucho, en producción, en tecnología y en innovación.